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domingo, 31 de marzo de 2013

CRISTIANOS ODIADOS ¿POR QUE?

“Los entregarán a tribulación y los matarán, y serán objeto de odio de parte de todas las naciones por causa de mi nombre.” (MATEO 24:9)

Jesús  pronunció estas palabras solo unos días antes de ser brutalmente ejecutado. La noche antes les dijo a sus fieles apóstoles:

 “Si ellos me han perseguido a mí, a ustedes también los perseguirán” (Juan 15:20, 21)

. Pero ¿por qué habría de odiar la gente a los que obedecieran a Jesús y trataran de ser como él?
La Biblia menciona razones específicas para tal odio.

A veces por ignorancia

“Viene la hora en que todo el que los mate se imaginará que ha rendido servicio sagrado a Dios. Mas ellos harán estas cosas porque no han llegado a conocer ni al Padre ni a mí”, anunció Jesús a sus discípulos (Juan 16:2, 3). Sin duda, muchos de los perseguidores afirmaban servir al mismo Dios que Jesús, pero estaban influidos por creencias y tradiciones religiosas falsas. En realidad, tenían “celo por Dios; mas no conforme a conocimiento exacto” (Romanos 10:2). Uno de aquellos fue Saulo de Tarso, también conocido como Pablo, quien posteriormente se convirtió en apóstol de Cristo.

Saulo pertenecía al grupo de los fariseos, una secta judía de gran influencia y poder político que se oponía al cristianismo. Él mismo reconoció tiempo después que “era blasfemo y perseguidor y hombre insolente”. También dijo: “Era ignorante y obré con falta de fe” (1 Timoteo 1:12, 13). Sin embargo, en cuanto aprendió la verdad sobre Dios y su Hijo, cambió de actitud.

Y a veces por envidia
 
Muchos odiaron a Jesús por envidia. De hecho, el propio gobernador romano Poncio Pilato se dio cuenta de que los sacerdotes principales lo habían entregado “por envidia” para que fuera colgado de un madero (Marcos 15:9, 10). ¿Por qué envidiaban a Jesús los líderes religiosos judíos? Uno de los motivos era la popularidad de que gozaba entre la gente común, a la que ellos miraban con desprecio. Los fariseos se quejaron diciendo: “El mundo se ha ido tras él” (Juan 12:19). De la misma manera, cuando la gente respondió de forma positiva al mensaje de los evangelizadores cristianos, sus detractores “se llenaron de celos” y se lanzaron a perseguirlos (Hechos 13:45, 50).

A otras personas les ofendía la buena conducta de los siervos de Dios. El apóstol Pedro explicó a sus compañeros: “Porque no continúan corriendo con ellos [los malvados] en este derrotero al mismo bajo sumidero de disolución, ellos están perplejos y siguen hablando injuriosamente de ustedes” (1 Pedro 4:4). Hoy día se puede observar la misma actitud negativa. Por supuesto, aunque los verdaderos cristianos evitan la mala conducta, no muestran una actitud de superioridad moral. Eso sería contrario al cristianismo, pues todos los humanos somos pecadores y necesitamos la misericordia divina (Romanos 3:23).

O por no “ser parte del mundo”
“No estén amando ni al mundo ni las cosas que están en el mundo”, manda la Biblia (1 Juan 2:15). ¿A qué mundo se estaba refiriendo el apóstol Juan? Al de la humanidad alejada de Dios y sometida a Satanás, el “dios de este mundo” (2 Corintios 4:4, Biblia de Jerusalén; 1 Juan 5:19).
Lamentablemente, algunos que aman al mundo y sus malos caminos se oponen a quienes tratan de vivir según las enseñanzas bíblicas. De aquí que Jesús dijera a sus apóstoles: “Si ustedes fueran parte del mundo, el mundo le tendría afecto a lo que es suyo. Ahora bien, porque ustedes no son parte del mundo, sino que yo los he escogido del mundo, a causa de esto el mundo los odia” (Juan 15:19).
¡Qué triste es que la gente odie a los siervos de Jehová por no abrazar el estilo de vida de una sociedad plagada de corrupción, injusticia y violencia, gobernada por Satanás!

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La Biblia.

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