Sitio personal con datos de la Biblia, preguntas y temas bíblicos. Referencias sobre la creencia de los Testigos de Jehová en el sitio o páginas oficiales www.jw.org en más de 1000 idiomas. Otros sitios externos pueden tener puntos de
vista contrarios al creador o autor de la Biblia. Que aparezcan aquí no significa un apoyo a esas opiniones o anuncios. Si desea tomar material de este sitio se agradece un enlace indicando su fuente. Comentarios serán moderados. Favor dejar datos de contacto.
ANUNCIO acerca de COOKIES
AVISO SOBRE "COOKIES": Al igual que la mayoría de los sitios en Internet, este sitio emplea "cookies" (galletas informáticas) provistas por Google y otros para prestar sus servicios, personalizar anuncios y analizar el tráfico. Google y otros reciben información sobre tu uso de este sitio web. Si utilizas este sitio, se sobreentiende que aceptas el uso de estas "cookies".
domingo, 21 de octubre de 2012
ALMA Y ESPIRITU EN LA BIBLIA
“Alma” y “espíritu”: ¿qué significan realmente estas palabras?
CUANDO oye las palabras alma y espíritu, ¿qué le viene a la mente?
Muchas personas creen que estos términos definen algo que los seres
humanos llevamos dentro, algo que no muere ni puede verse. Opinan que,
cuando fallecemos, esa parte invisible de nosotros se separa del cuerpo y
sigue viviendo en algún lugar. Como es una idea muy común, la gente
suele sorprenderse al aprender que eso no es lo que la Biblia enseña, ni
mucho menos. Entonces, ¿qué son el alma y el espíritu según la Palabra
de Dios?
1) LA PALABRA “ALMA” EN LA BIBLIA
Hablemos primero del alma. Como usted recordará, casi toda la Biblia se
escribió originalmente en hebreo y griego. Al referirse al alma, los
escritores bíblicos emplearon el término hebreo néfesch y el griego
psykjé. En conjunto, los dos aparecen más de ochocientas veces en las
Escrituras, y la Traducción del Nuevo Mundo los traduce siempre por
“alma”. ¿Cómo se usan en la Biblia las palabras “alma” y “almas”? Se
refieren básicamente a 1) las personas, 2) los animales o 3) la vida que
tienen tanto las personas como los animales. Veamos varios pasajes que
muestran estos tres sentidos.
Personas.
“En los días de Noé, […] unas pocas personas, es decir, ocho almas,
fueron llevadas a salvo a través del agua.” (1 Pedro 3:20.) Aquí está
claro que “almas” quiere decir seres humanos: Noé, su esposa, sus tres
hijos y sus nueras. Además, en Éxodo 16:16 se dio este mandato a los
israelitas: “Recojan [el maná] […] según el número de almas que tenga
cada uno de ustedes en su tienda”. En otras palabras, la cantidad de
maná dependería del tamaño de la familia. Las palabras “alma” o “almas”
también se refieren a personas en pasajes tales como Génesis 46:18,
Josué 11:11, Hechos 27:37 y Romanos 13:1.
Animales.
En el relato bíblico de la creación leemos: “Dios pasó a decir:
‘Enjambren las aguas un enjambre de almas vivientes, y vuelen criaturas
voladoras por encima de la tierra sobre la faz de la expansión de los
cielos’. Y Dios pasó a decir: ‘Produzca la tierra almas vivientes según
sus géneros, animal doméstico y animal moviente y bestia salvaje de la
tierra según su género’. Y llegó a ser así” (Génesis 1:20, 24). A los
peces, animales domésticos y animales salvajes se los llama en este
pasaje con la misma palabra: “almas”. A las aves y otros animales
también se les aplica este término en Génesis 9:10, Levítico 11:46 y
Números 31:28.
La vida de la persona.
A veces, la palabra “alma” se refiere a la vida de alguien. Por ejemplo,
Jehová le dijo a Moisés: “Han muerto todos los hombres que buscaban tu
alma” (Éxodo 4:19). ¿Qué era lo que buscaban los enemigos de Moisés?
Querían quitarle la vida. También leemos que, muchos años antes, cuando
Raquel estaba dando a luz a su hijo Benjamín, le fue “saliendo el alma
de ella (porque murió)” (Génesis 35:16-19). Entonces, Raquel perdió la
vida. Pensemos, además, en estas palabras de Jesús: “Yo soy el pastor
excelente; el pastor excelente entrega su alma a favor de las ovejas”
(Juan 10:11). Jesús entregó su alma, es decir, su vida, a favor de la
humanidad. En todos los anteriores pasajes, la palabra “alma” se refiere
claramente a la vida de alguna persona. Encontramos más ejemplos de
este sentido del término “alma” en 1 Reyes 17:17-23, Mateo 10:39, Juan
15:13 y Hechos 20:10.
Si continúa estudiando la Palabra de Dios, verá que no hay en ella ni un
solo versículo que combine la palabra “alma” con otras como “inmortal” o
“eterna”. Por el contrario, las Escrituras muestran que el alma es
mortal, que ciertamente muere (Ezequiel 18:4, 20). Eso explica que la
Biblia se refiera a un cadáver con la expresión “alma muerta” (Levítico
21:11).
Veamos ahora cómo emplean las
Escrituras el término “espíritu”. Algunas personas creen que se usa como
equivalente de “alma”. Pero no es así. La Biblia deja claro que el
“espíritu” y el “alma” son dos cosas distintas. ¿En qué se diferencian?
Los escritores bíblicos usaron el término hebreo rúaj y el griego pnéuma para referirse al “espíritu”. La propia Biblia aclara qué sentido tienen. Por ejemplo, Salmo 104:29 dirige este comentario a Jehová: “Si les quitas su espíritu [rúaj], expiran, y a su polvo vuelven”. Además, Santiago 2:26 declara que “el cuerpo sin espíritu [pnéuma]
está muerto”. En estos versículos, está claro que la palabra “espíritu”
se refiere a lo que infunde vida al cuerpo, pues sin él estaría muerto.
Por esta razón, la palabra rúaj no solo se traduce en la
Biblia “espíritu”, sino también “fuerza”, es decir, fuerza de vida. Así,
Dios dijo lo siguiente sobre el Diluvio de Noé: “Voy a traer el diluvio
de aguas sobre la tierra para arruinar de debajo de los cielos a toda
carne en la cual está activa la fuerza [rúaj] de vida” (Génesis 6:17; 7:15, 22). Por consiguiente, el “espíritu” se refiere a una fuerza invisible, a la chispa de la vida que anima a todas las criaturas.
El alma no es lo mismo que el espíritu. El cuerpo necesita el
espíritu para funcionar, de manera muy parecida a como un aparato de
radio necesita la electricidad. Pensemos en un aparato de radio
portátil. Cuando le ponemos pilas, la electricidad almacenada en ellas
pone en marcha el aparato. Sin pilas, sencillamente no funciona. Y ese
es también el caso de los aparatos de radio que se conectan a un
enchufe. Pues bien, ocurre algo parecido con el espíritu: es la fuerza
que imparte vida al cuerpo. Lo mismo que la electricidad, no tiene
sentimientos ni puede pensar. En efecto, el espíritu es una fuerza
impersonal. Sin embargo, cuando nuestros cuerpos dejan de tener este
espíritu, o fuerza vital, ocurre como dijo el salmista: “Expiran, y a su
polvo vuelven”. Eclesiastés 12:7
dice que, al morir el hombre, “el polvo [del cuerpo] vuelve a la tierra
justamente como sucedía que era, y el espíritu mismo vuelve al Dios
verdadero que lo dio”. Cuando el espíritu, o fuerza vital, abandona el
cuerpo, este muere y regresa a su origen: la tierra. De igual modo, la
fuerza vital regresa a su origen: Dios (Job 34:14, 15; Salmo 36:9).
Pero esto no quiere decir que la fuerza vital realmente viaje hasta el
cielo. Más bien, significa que, cuando alguien muere, es Jehová quien
decide si vivirá o no en el futuro. Por así decirlo, su vida queda en
manos de Dios. El poder divino es lo único que puede devolver a alguien
el espíritu, o fuerza vital, de modo que vuelva a vivir.
Cuánto nos tranquiliza saber que eso es lo que Dios hará con las personas que descansan en “las tumbas conmemorativas”! (Juan 5:28, 29.)
Cuando llegue el momento de resucitarlas, Jehová les formará nuevos
cuerpos y hará que vuelvan a la vida infundiéndoles espíritu, o fuerza
vital. ¡Qué felicidad habrá!
Si desea aprender más sobre el uso de los términos “alma” y “espíritu” en la Biblia, encontrará información útil en el folleto ¿Qué nos sucede cuando morimos? y en las páginas 32 a 36 y 136 a 140 del libro Razonamiento a partir de las Escrituras. Ambas publicaciones están editadas por los testigos de Jehová.
No hay comentarios:
Publicar un comentario