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domingo, 16 de enero de 2011

DIEZ MANDAMIENTOS, CUALES SON EN LA BIBLIA

Los diez mandamientos se hallan en la fuente de valores morales más ampliamente difundida: las Santas Escrituras. Millones de personas de todo el mundo, entre ellas muchas que no son cristianas o no tienen creencias religiosas, han acudido a la Biblia en busca de explicaciones y de sabiduría. Por ejemplo, el poeta alemán Johann Wolfgang von Goethe escribió: “Yo por mi parte la apreciaba y valoraba [la Biblia], pues debía casi únicamente a ella mi formación ética”.

El apóstol Pablo, subrayó así el papel clave que desempeña la Biblia en lo que respecta a proporcionar valores sólidos: “Toda Escritura es inspirada de Dios y provechosa para enseñar” (2 Timoteo 3:16). ¿Es cierta esta declaración?

Pues bien, ¿por qué no lo comprueba por usted mismo? Examine los principios siguientes y observe los valores positivos que promueven. Medite en las ideas que encierran estas enseñanzas y en el poder que tienen para mejorar su calidad de vida y su relación con los demás.

¿Se beneficiará usted?

Los diez mandamientos no son más que una muestra de los prácticos consejos que se hallan en las Santas Escrituras. Además de estos, la Palabra de Dios contiene numerosas advertencias contra las ideas, palabras y acciones que pueden perjudicarnos (Proverbios 6:16-19).

En efecto, las enseñanzas de la Biblia ofrecen algo que la sociedad en general necesita desesperadamente: orientación para seguir las mejores normas morales. Quienes aceptan y ponen en práctica tales enseñanzas experimentan una notable transformación, pues su modo de pensar y sus motivos cambian para bien (Efesios 4:23, 24). Al aprender los valores que se exponen en las Escrituras, logran desarraigar de su corazón el racismo, el prejuicio y el odio (Hebreos 4:12). La Biblia y los valores que esta fomenta los impulsan a abandonar todo tipo de vicios y comportamientos violentos, y a ser mejores personas.

Los valores bíblicos han ayudado a millones a superar hábitos y prácticas muy arraigados que han echado a perder la vida de mucha gente (1 Corintios 6:9-11). Las enseñanzas bíblicas no solo han ido cambiando sus costumbres, sino también sus corazones, sus esperanzas, sus familias. Sin importar cuánto degenere este mundo, por toda la Tierra hay personas que son mejores cada día. Y este proceso no se detendrá, pues la Biblia promete: “La hierba verde se ha secado, la flor se ha marchitado; pero en cuanto a la palabra de nuestro Dios, durará hasta tiempo indefinido” (Isaías 40:8).

Sin embargo, ¿se beneficiará usted de “la palabra de nuestro Dios”? Los testigos de Jehová tendrán mucho gusto en mostrarle cómo puede adoptar los valores bíblicos y cosechar sus beneficios. Vivir a la altura de tales valores le permitirá gozar de la aprobación de Dios ahora y le conducirá a una vida sin fin, una vida gobernada por eternos principios divinos.

PRINCIPIOS ETERNOS DE LA BIBLIA


La Regla de Oro.
“Todas las cosas que quieren que los hombres les hagan, también ustedes de igual manera tienen que hacérselas a ellos; esto, de hecho, es lo que significan la Ley y los Profetas.” (Mateo 7:12.)

Ame a su prójimo.
  “Tienes que amar a tu prójimo como a ti mismo.” (Mateo 22:39.) “El amor no obra mal al prójimo; por lo tanto, el amor es el cumplimiento de la ley.” (Romanos 13:10.)

Respete y honre a los demás.
  “En amor fraternal ténganse tierno cariño unos a otros. En cuanto a mostrarse honra unos a otros, lleven la delantera.” (Romanos 12:10.)

Promueva la paz.
  “Mantengan paz entre unos y otros.” (Marcos 9:50.) “Si es posible, en cuanto dependa de ustedes, sean pacíficos con todos los hombres.” (Romanos 12:18.) “Sigamos tras las cosas que contribuyen a la paz.” (Romanos 14:19.)

Sepa perdonar.
  “Perdónanos nuestras deudas, como nosotros también hemos perdonado a nuestros deudores.” (Mateo 6:12.) “Háganse bondadosos unos con otros, tiernamente compasivos, y perdónense liberalmente unos a otros.” (Efesios 4:32.)

Sea fiel.
 “Si quieres disfrutar del amor, disfrútalo con tu esposa. ¡Guarda tu amor sólo para ella! ¡No se lo des a ninguna otra! [...] ¡Bendita sea tu esposa, la novia de tu juventud! [...] Deja que su amor y sus caricias te hagan siempre feliz. [...] No dejes que otra mujer te cautive ni busques las caricias de la mujer casada.” (Proverbios 5:15-20, Traducción en lenguaje actual.) “La persona fiel en lo mínimo es fiel también en lo mucho, y la persona injusta en lo mínimo es injusta también en lo mucho.” (Lucas 16:10.) “Lo que se busca en los mayordomos es que al hombre se le halle fiel.” (1 Corintios 4:2.)

Sea honrado.
“¿Puedo ser moralmente limpio con balanzas inicuas y con una bolsa de pesas de piedra engañosas?” (Miqueas 6:11.) “Confiamos en que tenemos una conciencia honrada, puesto que deseamos comportarnos honradamente en todas las cosas.” (Hebreos 13:18.)

Diga siempre la verdad y sea justo.
“Odien lo que es malo, y amen lo que es bueno, y den a la justicia un lugar en la puerta.” (Amós 5:15.) “Hablen verazmente unos con otros. Con verdad y el juicio de la paz hagan su juzgar en sus puertas.” (Zacarías 8:16.) “Ahora que han desechado la falsedad, hable verdad cada uno de ustedes con su prójimo.” (Efesios 4:25.)

Trabaje con diligencia.
“¿Has contemplado a un hombre hábil en su trabajo? Delante de reyes es donde él se apostará.” (Proverbios 22:29.) “No sean holgazanes en sus quehaceres.” (Romanos 12:11.) “Cualquier cosa que estén haciendo, trabajen en ello de toda alma como para Jehová, y no para los hombres.” (Colosenses 3:23.)

Sea apacible, compasivo y bondadoso.
  “Vístanse de los tiernos cariños de la compasión, la bondad, la humildad mental, la apacibilidad y la gran paciencia.” (Colosenses 3:12.)

Venza el mal con el bien.
 “Continúen amando a sus enemigos y orando por los que los persiguen.” (Mateo 5:44.) “No te dejes vencer por el mal, sino sigue venciendo el mal con el bien.” (Romanos 12:21.)

Dele lo mejor a Dios.
 “‘Tienes que amar a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu mente’. Este es el más grande y el primer mandamiento.” (Mateo 22:37, 38.)

Fuente(s):

Publicado en La Atalaya  del 15 de junio de 2007

Disponible en linea en

http://wol.jw.org/es/wol/d/r4/lp-s/2007441

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http://espanol.answers.yahoo.com/question/index?qid=20070619221020AAmqEA9

¿Por cuáles ‘Diez Mandamientos’ se rige usted?

LOS Diez Mandamientos han sido altamente alabados, y muy apropiadamente. Bien se ha dicho de ellos: “Estos mandamientos . . . en sí mismos nos hacen un llamamiento como provenientes de una fuente sobrehumana o divina . . . Fácilmente están a la cabeza de todo nuestro sistema moral, y ninguna nación o pueblo puede continuar por mucho una existencia feliz en violación abierta de éstos.”—Biblical Law, H. B. Clark.

Algunos tienden a asemejar estos Diez Mandamientos al código de Hammurabi, hasta afirmando que se derivaron de éste, pero nada podría estar más lejos de la realidad. En primer lugar, el énfasis en los Diez Mandamientos se da a la obligación hacia Jehová Dios; en el código de Hammurabi y en otros códigos paganos similares de la antigüedad el énfasis se da a la obligación hacia el hombre. De hecho, el código de Hammurabi no es un “código” según se define por los abogados actualmente, puesto que meramente aplica principios morales generales a casos específicos. Así es que cada una de sus reglas comienza con la fórmula: ‘Si un hombre hace esto entonces le aplica la siguiente pena.’

Esto está en vivo contraste con los Diez Mandamientos, a los cuales se denomina “apodícticos” puesto que son mandatos o prohibiciones breves, absolutos, categóricos, completos en sí mismos, sin necesidad de explicación.

Hay acuerdo general en que solo hay diez de estos mandamientos que Jehová dio a Israel por medio de Moisés, y escribió sobre tablas de piedra. Esto se ve claramente en el registro inspirado, el cual habla de los Diez Mandamientos, también conocidos como el Decálogo, que significa “las Diez Palabras.” Sin embargo, se han numerado de cuatro modos.—Éxo. 34:28; Deu. 4:13; 10:4.

Las diferencias en estos cuatro modos de numerar solo conciernen al primero, segundo, y último de los mandamientos. La numeración por Josefo y Filo, conocidos escritores judíos del primer siglo de la E.C., hizo el Primer Mandamiento la prohibición de adorar a otros dioses; el Segundo Mandamiento, la prohibición de hacer imágenes y adorarlas y el Décimo Mandamiento la prohibición de codiciar per se, es decir codiciar cualquier cosa que pudiera tener el prójimo de uno. Este método de numerar le da la debida importancia a las varias cosas prohibidas y es el método que usa la mayoría de las iglesias protestantes así como los testigos cristianos de Jehová.

Los judíos de hoy día siguen la división que se da en el Talmud. Este alista como el Primer Mandamiento lo que en realidad es el preámbulo, a saber: “Yo soy Jehová tu Dios, que te he sacado de la tierra de Egipto, de la casa de esclavos.” Es difícil determinar por qué clase de lógica o razonamiento se supone que este preámbulo sea un mandamiento. Debido a contar a éste como el Primer Mandamiento, los talmudistas se vieron obligados a incluir en el Segundo Mandamiento el mandato en contra de adorar a otros dioses y el mandato en contra de hacer imágenes y adorarlas.

Los católicos romanos cuentan el mandato en contra de adorar a otros dioses delante de Jehová, y el mandato en contra de hacer imágenes y adorarlas, como el Primer Mandamiento. Entonces numeran el mandato en contra de codiciar la esposa del prójimo como un mandato separado del de codiciar las otras cosas que tiene el prójimo. Se señala como base para esto el modo en que está escrito Deuteronomio 5:21: “No codiciarás la mujer de tu prójimo. No apetecerás . . . nada de lo que a tu prójimo pertenezca.”—Bover-Cantera.

Martín Lutero siguió el método católico romano en cuanto al Primer Mandamiento. Sin embargo, él contó el codiciar la casa del prójimo como el Noveno Mandamiento y el codiciar la esposa o cualquier otra cosa que tenga el prójimo como el Décimo Mandamiento. Él basó esta numeración en el modo en que reza Éxodo 20:17: “No codiciarás la casa de tu prójimo. No codiciarás . . . nada de cuanto sea de tu prójimo.”—Franquesa y Solé.

Así es que tenemos cuatro modos de numerar los Diez Mandamientos: El talmudista, el católico romano y el luterano, además del modo que se acepta más extensamente.

Una nota al pie de Deuteronomio 5:21 en la edición de letras grandes de la New World Translation de 1971 muestra sobre qué base el erudito católico romano San Agustín dividió el Décimo Mandamiento en dos mandamientos. Fue para compensar por contar el mandato en contra de adorar a otros dioses y el mandato en contra de hacer imágenes y adorarlas como un solo mandamiento. El pretexto aparente para hacer esto fue el hecho de que se usan dos diferentes verbos hebreos. A los judíos se les prohibía codiciar la esposa del prójimo, pero se les mandaba no ‘apetecer su casa,’ y así por el estilo. Pero la diferencia de verbos en hebreo solo aparece en Deuteronomio 5:21; no aparece en Éxodo 20:17, que contiene las palabras que Jehová Dios mismo escribió. Este mismísimo hecho, de que el Décimo Mandamiento no dice exactamente lo mismo en los dos registros (uno pone la casa del prójimo primero y separadamente y el otro pone a la esposa del prójimo primero y separadamente), ciertamente parece indicar que no se debe hacer ninguna distinción entre lo que no se debe codiciar.

Seguramente la diferencia entre el mandamiento que prohíbe la adoración de cualquier otro dios y el mandamiento de no hacer una imagen o semejanza y adorarla es mucho mayor que la diferencia entre el mandamiento de no codiciar la casa o la esposa del prójimo y el no codiciar cualquier otra cosa que pudiera tener el prójimo. La verdad es que se ha hecho gran daño al contar los dos primeros mandamientos como uno. ¿Cómo? Debido a que las versiones abreviadas de los Diez Mandamientos que generalmente se hallan en los catecismos católicos romanos y luteranos omiten por completo la proscripción en contra de hacer imágenes y adorarlas.

En apoyo de esta declaración es interesante notar lo que la New Catholic Encyclopedia (1967), tomo 4, página 7, dice: “Los cristianos que siguen la tradición de Éxodo procuran mantener la tradición de los ‘diez’ por medio de dividir los dos mandamientos —Ex 20.3 y Ex 20.4-6— que se considera un mandamiento por la tradición de la [Iglesia Católica Romana], a saber, Dt 5.7-10. Se considera que esta división representa la forma más original del Decálogo. . . . Esta opinión, de que Ex 20.4a era originalmente un mandamiento separado, parece ser una solución satisfactoria, especialmente si se sostiene que representa una prohibición en contra de hacer ídolos de Yahweh, puesto que entonces se amoldaría a la naturaleza de la ley apodíctica por medio de regular un tema diferente al del primer mandamiento.”—Compare Éxodo 32:4, 5; 1 Reyes 12:28.

Claramente, los mandamientos en contra de adorar a otros dioses y el mandamiento en contra de adorar a ídolos tienen que considerarse como dos mandamientos separados a pesar de lo que digan los talmudistas y los teólogos católicos romanos y luteranos.


VALORES ETERNOS
http://wol.jw.org/es/wol/d/r4/lp-s/2007441

1 comentario:

  1. Gracias por esta información me ayudo mucho para hacer un Código de ética para la universidad, trabajo final. Busque en distintas religiones, y solo ustedes los Testigos de Jehova, contestaron mis preguntas. Espero que las personas valoren esta valiosa información, como lo he hecho yo. Gracias; Becky.....

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