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viernes, 29 de octubre de 2010

CHARLES RUSSELL CONDUCTA EXCELENTE

Charles Taze Russell tuvo conducta excelente.


Una acusación recurrente, que va transmitiéndose a lo largo de los años pese a no contar con un fundamento suficiente, es que Charles Taze Russell fue declarado culpable de adulterio y su esposa se divorció de él por esa razón. Incluso se le acusa de fugarse para no pagar la pensión a su mujer.

A pesar de que la falsedad de todos los argumentos quedó demostrada hace muchas décadas, muchas personas siguen hoy repitiendo y transmitiendo la acusación calumniosa, tal vez considerando que eso tiene más efecto que tratar de contradecir con la Biblia las enseñanzas de los testigos de Jehová.

Examinemos los hechos antes de llegar a una conclusión.

---La separación de los Russell 

Charles T. Russell se casó en 1879. Durante sus primeros trece años de vida matrimonial, él y la Sra. Russell vivieron felices juntos. Ambos estaban ocupados en una labor religiosa, y lo habían estado incluso antes de su matrimonio. Se publicaba una revista religiosa quincenal, La Atalaya, de la que Russell era editor.

Con el tiempo, ella se sintió insatisfecha con su manera de dirigir esta revista y trató de dictar la política de la misma. Siendo el cabeza de familia, Russell no se sometió a los dictados de su esposa sobre el modo de conducir sus asuntos. Sin previo aviso, ella se separó voluntariamente de él en 1897, tras casi 18 años de matrimonio (incluso Russell no tuvo noticias de su paradero durante dos semanas). Durante casi siete años, ella vivió separada de él, en una lujosa casa frente al parque proporcionada por Russell después de que ella jurara que dejaría de calumniarle.

En junio de 1903, con el dinero que ahorró alquilando habitaciones de la casa, publicó un folleto difamando a su esposo. Además, ese año entabló una demanda en el Tribunal de Causas Comunes de Pittsburgh para una separación legal (algunos opinaron que ella buscaba promocionar los libros que estaba escribiendo, particularmente The Twain One, sobre los derechos de la mujer; Russell pensó que lo hacía por venganza personal por no darle libertad total en La Atalaya); esto a pesar de que llevaban separados de hecho casi siete años, y ella recibía una pensión mensual de 40 dólares. En abril de 1906, el caso se presentó a juicio ante el magistrado Collier y un jurado.

Varios abogados que han leído el registro del caso han comentado que “ningún tribunal había concedido hasta ahora una separación con un testimonio tan pobre como sucede con este caso”.

El registro no revela nada más que una falta de entendimiento entre marido y mujer, la cual se ajustó en cierto momento por mutuo consentimiento. Al presentar el asunto ante el jurado, ellos evidentemente concluyeron que, al llevar ya separados de hecho por un periodo de siete años, también podría tener lugar una separación legal.

Nunca ha habido un divorcio absoluto de ninguna de las partes.

---El cuento de la medusa 

Durante el juicio de este caso, la Sra. Russell testificó que cierta Srta. Ball le había informado de que su marido había dicho: “Yo soy como una medusa, floto por todas partes. Toco a esta y a aquella, y si responde me la quedo, y si no, voy flotando hacia otras”.

El testimonio de un rumor no es admisible ante un tribunal, pero el objetivo inmediato que se pretendía era el calificar públicamente a su marido como una "mala persona", así que su abogado pasó solapadamente esta idea bajo cuerda y con solo el juramento de la señora Russell, de que ella ya se lo había dicho a su marido hacía diez años.

El tribunal tachó todo este asunto del registro y no permitió que se presentara ante el jurado. Al dar sus instrucciones al jurado, el juez dijo: “Este pequeño incidente sobre esta niña que estaba en la familia, está fuera de la base para esta demanda y no tiene nada que ver con el caso pues no se presentó en él, y fue aprobado o se dejó pasar el asunto”.

Es manifiesto que esta patraña de la medusa fue enteramente el producto de la imaginación de la Sra. Russell, y otros hechos que aparecen en el registro muestran concluyentemente que no pudo haber sido cierta.

Russell, bajo juramento, negó enfáticamente haber utilizado jamás esa expresión de la medusa, además de nunca haber oído mencionar esa frase antes. Toda la gente razonable concluyó que solamente una persona estúpida haría una comparación semejante, tan menospreciativa sobre sí misma.

Pero los hechos más concluyentes que revela el registro sobre la falsedad de la declaración son estos:

La Srta. Ball vino a ellos en 1889, siendo una niña huérfana de diez años, y fue acogida en el hogar de los Russell. Se la trató como a un miembro de su familia. Ella daba un beso de buenas noches tanto al Sr. como a la Sra. Russell todas las noches cuando se iba a dormir. La única acusación que hizo el abogado es que Russell sentó a la niña en sus rodillas y le dio un beso, lo cual hizo Russell a instancias de su propia esposa, como muestra de que la trataban como a su propia hija (registro del tribunal, págs. 90, 91).

La Sra. Russell testificó que la declaración de la “medusa” sucedió en 1894, cuando la niña no podía haber tenido más de quince años de edad (pág. 1.5, registro). La Sra. Russell siguió viviendo con su marido tres años después de aquello, y estuvo separada de él siete años más antes de presentar la demanda de separación, es decir, la presentó diez años después del supuesto incidente.

En su queja, o escrito de acusación, no hace la más mínima referencia al incidente de Ball o de la “medusa”. Su marido no tenía ningún conocimiento de que ella pretendía presentar tal cargo y, cuando en el juicio el abogado de ella insinuó que pensaba demostrar ese asunto, el abogado de C. T. Russell pidió un aplazamiento del caso, que fue negado por el tribunal. La Srta. Ball vivía entonces y la Sra. Russell sabía dónde estaba ella, y podría haberla llamado como testigo o haber presentado una declaración de parte de ella ante el tribunal. No se realizó ningún intento de procurar su asistencia o su declaración. Charles T. Russell no podría haberla llamado para testificar porque no se le había informado ni insinuado que su esposa trataría de incluir tal asunto en el caso.

Otro punto que muestra de manera concluyente que el cuento de la “medusa”, o el incidente de la Srta. Ball, es inventado y falso es el siguiente hecho:

Tres años después del supuesto incidente, la propia Sra. Russell seleccionó y reunió un comité de tres ante quienes ella y su marido se reunieron para tratar sus diferencias e intentar solucionarlas. Dos miembros de tal comité testificaron en el juicio que se trataron todas las diferencias entre el Sr. y la Sra. Russell, y que el problema surgió con respecto a la gestión de la revista. El comité falló en contra de la opinión de la Sra. Russell y, según sus propias palabras, ambos “se besaron y se reconciliaron”.

El incidente de la Srta. Ball o de la medusa ni se insinuó ante este comité (registro del tribunal, págs. 79, 113-116).

No es sino razonable concluir que esta historia de la medusa fue inventada para la ocasión.

---Otra acusación velada de inmoralidad 

En el juicio de este caso, el abogado de la Sra. Russell hizo mención de que el Sr. Russell estuvo en una habitación con Emily Matthews, miembro de la casa, con la puerta cerrada. A esto, C. T. Russell respondió en el momento bajo juramento (pág. 97, registro del testimonio) que la Sra. Russell ya sabía lo que pasó en realidad; que era la habitación a la que se llevaba el agua sucia para vaciarla, que su esposa le dijo que Emily Matthews estaba enferma y le pidió que subiera a verla, y cuando estaban entrando y saliendo con cubos de agua Russell cerró con llave medio minuto hasta poder escuchar en silencio lo que ella tenía que decir, y no hubo la más mínima incorrección en nada de lo que sucedió. “Igual me habría dado si todas las personas de esta sala hubiesen estado presentes’”, declaró.

La Sra. Russell no negó esta declaración en su testimonio y por tanto, al no ser disputada, debe tomarse como la verdadera y correcta explicación. No muestra la más mínima incorrección por su parte.

Otro factor que pone seriamente en duda la acusación velada de que Russell fuese inmoral, además de los ya expuestos con relación al cuento de la “medusa” es lo siguiente:

La Sra. Russell mencionó en su denuncia que nunca había habido relaciones sexuales entre ella y su esposo, y su abogado planteó este asunto como que la privaron de uno de los principales placeres de la vida. El Tribunal no lo aceptó.

El hecho es que el asunto estaba bajo el propio control de la señora Russell; ella sabía y comprendía que su marido prefirió vivir una vida de celibato, pero ella convino con él y expresó que también era su preferencia personal. Ambos conocían las enseñanzas bíblicas sobre este asunto, que ni el marido ni la esposa deben "privarse" el uno al otro de los derechos maritales razonables, pero ambos tomaron la decisión personal de abstenerse de relaciones de mutuo acuerdo para centrarse más de lleno en el servicio a Jehová.

Por cuestionable que sea esa postura, ciertamente parece extremadamente improbable que alguien que se abstiene de relaciones con su propia esposa por razones religiosas, cometa inmoralidad con otras.

---La sra. Russell testifica que su marido no cometió adulterio  

Que la Sra. Russell misma no creía y nunca había creído que su marido era culpable de conducta inmoral, lo muestra el propio registro del caso, cuando su propio abogado (en la pág. 10) hizo la siguiente pregunta a la Sra. Russell: “Usted no quiere decir que su marido sea culpable de adulterio, ¿verdad?”. Respuesta: “No”.

Se ve que el tribunal apartó apropiadamente del jurado la consideración del incidente de la “medusa” que ella declaró. Estos son los hechos que los enemigos del Pastor Russell distorsionan y utilizan para acusarle de conducta inmoral.

No se presentó ningún testimonio en el juicio de este caso que tuviera ninguna tendencia a mostrar que el Pastor Russell haya sido negligente moralmente ni en lo más mínimo. Ningún testigo declaró contra su carácter moral, y ningún testigo en ningún tribunal ha pronunciado jamás una palabra de testimonio tendente a mostrar nada contra su moralidad.

La única acusación que Russell reconoció fue la siguiente:

En una ocasión (al cabo de 18 años de matrimonio), cuando se iba de viaje a Nueva York, se negó a besarla y a decirle adiós. Él dice que le había explicado a su esposa que su conducta en aquel momento no justificaba ninguna exhibición especial de afecto, y que además no estaba de acuerdo en que se tengan que dar muestras de afecto hipócritas. Esta es la “indignidad” de la que Russell fue acusado como esposo.

El juez en este caso así como los interventores en la corte, abogados, etc., percibieron claramente que los cargos presentados por la Señora Russell eran un golpe de efecto; y el juez parecía fuertemente inclinado a favor del demandado. El jurado estuvo deliberando aproximadamente unas dos horas y volvió con un veredicto que concedía la separación (no el divorcio), para asombro de todos. En la explicación del veredicto algunos de los miembros del jurado dijeron: "Concluimos esto porque no vemos ninguna esperanza de conciliación, y porque estábamos convencidos que estábamos haciendo un favor a ambas partes al decidir a favor de la separación".

RUSSELL EXONERADO EN VARIOS TRIBUNALES

Poco después del juicio del caso, el Washington Post publicó el mencionado cuento de la “medusa” en relación con el nombre del Pastor Russell, presentando la acusación de que era culpable de conducta inmoral. Por ello, el Pastor Russell presentó una demanda por difamación contra el Post, cuyo caso se juzgó ante un jurado. Las instrucciones del tribunal a favor del acusado, el Post, fueron manifiestamente erróneas y perjudiciales, pero a pesar de ello, el jurado presentó su veredicto exonerando al Pastor Russell, aunque concediéndole solo un dólar por daños y perjuicios.

Ante esto, el Pastor Russell apeló al tribunal superior, el cual revocó el fallo del tribunal inferior y remitió el caso para un nuevo juicio, para que el jurado pudiera tener oportunidad de garantizar una cantidad mayor por daños y perjuicios. El caso salió a juicio por segunda vez y, después de que el demandante había presentado parte de su testimonio, el abogado del Washington Post ofreció un acuerdo. De modo que el caso fue resuelto extrajudicialmente por el acusado, el Washington Post, pagando al Pastor Russell una sustanciosa suma de dinero, junto con todas las costas del caso, y el Post desde entonces empezó a publicar sus sermones.

Por tanto, fue completamente exonerado por dos diferentes tribunales respecto al cuento de la “medusa” o de la inmoralidad.

Aun así, sus enemigos persistieron en tratar de presentar esta acusación ante el público. Un predicador de New Jersey escribió un artículo para un periódico de Chicago, el Mission Friend, acusando al Pastor Russell de inmoralidad, y como prueba de ello citó el cuento de la Srta. Ball o de la “medusa”. A causa de ello, el abogado del Pastor Russell presentó una acción judicial por daños y perjuicios por difamación contra el Mission Friend.

El caso se presentó para una vista oral, y tras los argumentos sobre las cuestiones legales envueltas, el tribunal falló a favor del Pastor Russell.

La única cuestión que quedó por determinar fue la cantidad por daños y perjuicios que se concedería al Pastor Russell. El abogado del Mission Friend buscó entonces llegar a un acuerdo extrajudicial. Dado que el Pastor Russell no buscaba una compensación económica, sino tan solo limpiar su reputación, aceptó el acuerdo en los siguientes términos, que se llevaron a cabo: El Mission Friend pagó todas las costas judiciales y publicó una retractación admitiendo que había publicado erróneamente el cuento de la Srta. Ball o de la “medusa” respecto al Pastor Russell, declarando además que el Pastor Russell es un cristiano y un caballero de la más alta integridad y posición moral, y digno del respeto y la estimación de todas las buenas personas.

---Acusaciones inventadas sobre el pago de la pensión 

J. Ross, pastor de la Iglesia Bautista de James Street de Hamilton, Ontario (Canadá), en uno de sus folletos contra Russell, presenta la siguiente acusación: “Él trató de evadir el pago fijado por el tribunal huyendo de un estado a otro, obligando a su esposa a obtener una orden de extradición, lo que llevó a la condena del astuto pastor por un tercer tribunal, que elevó la pensión”. Incluso se relacionó el traslado a Brooklyn con esta supuesta evasión.

El reverendo Ross probablemente no sabía que no se puede recurrir a un proceso de extradición para forzar una sentencia de tipo monetario. De hecho, no se emitió ninguna “orden de extradición”, ni hubo ningún proceso de extradición. Pero aparentemente el reverendo Ross pensó que la gente creería su declaración, aunque fuese falsa, porque se le reconoce como ministro religioso.

Esta es la realidad de los hechos:

Tras la vista sobre la cuestión de la pensión, el tribunal dictaminó que la Sra. Russell recibiera de su marido la suma de 100 dólares al mes. Esta orden se emitió el 4 de marzo de 1908. La cantidad de la pensión nunca se aumentó.

A principios del invierno de 1908 se empezaron a hacer arreglos para transferir la oficina principal de la sociedad Watch Tower Bible and Tract a Brooklyn, Nueva York, pues la obra de la corporación había aumentado mucho y la ciudad de Nueva York era el lugar más accesible desde el que dirigir la obra tanto en Estados Unidos como en otros países. Completar este trabajo llevó un tiempo, pero el traslado, que se hizo abiertamente y sin tapujos, se completó en marzo de 1909. Los periódicos de Pittsburgh hicieron mención del traslado. El Pastor Russell permaneció en Pittsburgh hasta que se trasladó todo lo que había que trasladar, y él mismo fue el último miembro de la oficina que se fue de Pittsburgh. No hubo ningún intento de interferir con el traslado, pues de hecho no hubiera podido tener ningún éxito.

En diciembre de 1908, la Sra. Russell entabló ciertas demandas para anular la transferencia de propiedad hecha por su marido a la sociedad Watch Tower Bible and Tract, y para hacer cumplir el pago de la pensión.

Ya antes de esto, en una vista oral sobre la cuestión de la pensión dentro de la demanda de separación, el Pastor Russell había declarado que antes de organizar la sociedad Watch Tower Bible and Tract, tanto él como su esposa habían consagrado todo lo suyo para usarlo en la obra religiosa en la que se habían embarcado para servir al Señor y acordaron entre sí transferir toda su propiedad a la sociedad Watch Tower con tal propósito. La propiedad era de él, y él tenía el derecho a disponer de ella como deseara. Que tras su separación, actuando de buena fe y en armonía con el mencionado acuerdo, él había transferido su propiedad a dicha sociedad, y que él no tenía los medios para pagar la cantidad de pensión que a ella le concedió el tribunal. La propiedad personal ya había sido agotada por la Sociedad, y los bienes inmuebles hipotecados.

A principios de abril de 1909, y después de que la Sociedad y el Pastor Russell se hubieron mudado a Brooklyn, se aprobaron los casos mencionados para una vista oral sobre mociones, con el Sr. Carpenter y J. F. Rutherford de parte de la Sociedad y del Pastor Russell. Tras oír las mociones, el tribunal consideró el asunto y después falló que la transferencia de la propiedad a la Sociedad era técnicamente un fraude para con su esposa y que debía pagar la pensión. Como se comprende bien, una acción de una persona puede operar como un fraude legal contra otra, incluso aunque actúe de absoluta buena fe. Además, las decisiones de un tribunal no son infalibles, como todos sabemos, porque son realizadas por seres humanos imperfectos. Al momento de presentarse esta decisión, el Pastor Russell residía en Brooklyn, pero se encontraba en Europa, en su gira semestral de conferencias en Gran Bretaña. No se le había notificado la decisión del tribunal sobre este punto. Según Rutherford, Russell le había declarado con anterioridad que estaría encantado de pagar a la Sra. Russell, pero no tenía dinero, lo cual Rutherford confirma (fuente: "A Great Battle in Ecclesiastical Heavens"). 

---A la sra. Russell nunca le defraudó su marido un solo centavo 

Durante la mencionada ausencia del Pastor Russell en Europa, cinco hombres, amigos personales suyos, sin su conocimiento, determinaron la cantidad de dinero necesaria para cumplir la sentencia de la pensión. Reunieron más de lo necesario entre sí, lo pusieron en manos del representante legal de la Sociedad, Rutherford, y le enviaron a Pittsburgh para pagar la sentencia. Rutherford fue efectivamente a Pittsburgh y liquidó todo el litigio con los abogados de la Sra. Russell, pagándole cada centavo, intereses incluidos, que le había concedido el tribunal, junto con todas las costas judiciales. Estos hechos aparecen en el registro del tribunal.

A la Sra. Russell nunca le ha estafado o defraudado ni un solo penique su marido, sino que ha recibido todo lo que el tribunal le concedió.

Además, el hecho de que sus cinco amigos le proporcionaran más de 10.000 dólares para aliviarle de la sentencia antes mencionada, y sin su conocimiento, es un fuerte testimonio de la alta estima en que era tenido Charles Taze Russell por aquellos que lo conocían. Según Rutheford, en el folleto ya citado: “Estos caballeros son de alta posición, y si es necesario daré sus nombres y direcciones a quien lo solicite. ¡Me pregunto cuántos predicadores de los que atacan al Pastor Russell podrían encontrar a cinco hombres que hicieran tal cosa por ellos voluntariamente!”.

Poco antes del funeral de Charles Taze Russell en el Carnegie Hall de Pittsburgh, una mujer cubierta con un velo dejó una corona de lirios del valle, la flor favorita de Russell, junto al féretro. La corona tenía una cinta que decía: “A mi amado esposo”.

Una declaración pública de que no había habido ningún divorcio.

CONCLUSIÓN

1.-La Sra. Russell no tenía necesidad económica cuando presentó la demanda de separación.

2.-La historia de la “medusa” fue rechazada por el tribunal.

3.-La acusación no llamó a Rose Ball como testigo para demostrar sus cargos.

4.-Rose Ball era tratada como una hija adoptiva, y el hecho de que Russell le diera un beso de buenas noches no tiene nada de escandaloso.

5.-Durante diez años, la Sra. Russell no mencionó el supuesto incidente ni a su marido ni al comité que creó para acusarle, ni en los folletos que escribió en su contra.

6.-La Sra. Russell reconoció que por mutuo acuerdo y por razones religiosas, ambos se abstenían de relaciones sexuales, lo que hace improbable la tendencia a la inmoralidad.

7.-La propia Sra. Russell declaró en el tribunal que no creía a su marido culpable de adulterio.

8.-Al excluir la acusación de la Srta. Ball, la única acusación válida que se presentó en el caso fue la de “indignidades”.

9.-Otro tribunal dio la razón a Russell al acusar al Washington Post por difamarle con el cuento de la “medusa”, exonerándole directamente de la acusación.

10.-En un segundo juicio sobre la misma cuestión, el Washington Post decidió hacer un acuerdo amistoso para evitar perder el juicio y, como prueba adicional de que creían en la inocencia de Russell, empezaron a publicar sus sermones cada domingo.

11.-En otro juicio, el tribunal dio la razón a Russell contra el periódico Mission Friend. El periódico llegó al acuerdo amistoso de pagar las costas y publicó una retractación.

12.-Aunque es cierto que Russell recurrió la decisión del tribunal sobre la pensión que debía pagar, no se presentó ningún tipo de “orden de extradición” ni se podría haber presentado.

13.-Russell estaba en todo momento perfectamente localizable.

14.-Russell pagó a su esposa todo lo que el tribunal estableció.

15.-Cinco personas confiaron tanto en la honorabilidad de Russell que pagaron la pensión de su propio bolsillo.

A la vista de estos hechos, la acusación de inmoralidad, y mucho más la acusación de adulterio, carece de un fundamento firme. Incluso va en contra de las decisiones de varios tribunales.

Tratar de condenar la memoria de un buen hombre con argumentos tan pobres es una falta de honestidad en la que, afortunadamente, no caen muchas personas."

(Adaptado desde tjdefendidos.org) CONSULTADO EN 2009

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